Actores cualitativos de la estructura
empresarial: Hacia una tipología macroeconómica de las empresas en el análisis regional.
En todo proceso de crecimiento
económico se produce un mecanismo que la teoría tradicional entiende que es automático:
ahorro-inversión productiva-crecimiento económico.
Sin embargo, este mecanismo,
dividido en dos fases, que transforma los recursos financieros en crecimiento económico
no es automático ni uniforme para todo tiempo y lugar. Y ello por dos razones
fundamentales: No siempre, en cualquier economía, existen agentes empresariales
que sepan, puedan o quieran convertir el ahorro financiero en inversión
productiva. No todas las acciones de inversión productiva contribuyen en igual
proporción al proceso de crecimiento
Económico.
En base a estas dos razones,
se pueden distinguir en la empresarialidad (entrepreneurship) dos componentes fundamentales:
a) el empresario (función empresarial) y b) la empresa (tejido empresarial).
Cada uno de estos componentes se proyecta respectivamente sobre cada una de las
dos fases del mecanismo ahorro-inversión productiva-crecimiento. Es decir, de
una parte, el empresario es el agente económico que convierte el ahorro en
inversión productiva y, de otra, la acción del conjunto de las empresas que
funcionan en la economía es lo que incide en la elaboración de bienes y
servicios en forma de crecimiento económico.
Una primera variable
que explica la fortaleza o debilidad de la estructura productiva regional es el
número de empresas existente en la economía. En principio, cuanto mayor sea el número de empresas respecto a la
población total, mayor probabilidad existe que la producción de bienes y
servicios (PIB regional) alcance niveles más altos y, simultáneamente, que
también sea mayor el nivel de empleo, de inversiones, de exportaciones, etcétera.
La densidad empresarial constituye la variable básica, necesaria aunque no
suficiente, para la formación de un tejido empresarial competitivo en cualquier
economía, no sólo a nivel regional sino también en el marco nacional.
En los procesos de producción
de bienes y servicios intervienen gran cantidad de sectores y subsectores de actividad
que contribuyen de modo muy distinto al crecimiento y desarrollo de la economía
regional. Desde esta perspectiva, cabe hacer algunas consideraciones que, no
por conocidas, dejan de tener menos importancia. En primer lugar, las actividades
industriales son las que suelen requerir mayor nivel tecnológico, mayor grado de
especialización, mayor volumen de inversión en capital fijo y mayor necesidad
de bienes de equipo. En la mayoría de los casos, las actividades de servicio
tradicionales suelen «acompañar» al proceso central de elaboración en forma de
transporte, mantenimiento de maquinaria, prestación de información, limpieza e
higiene de los centros de trabajo, restauración y atención personal, etcétera.
Por otra parte, y también en muchos casos, las actividades de servicio se
suelen situar en la fase final de la cadena productiva, es decir, cercana al consumo.
Ahí se suelen situar las actividades de distribución, publicidad, comercio al
por mayor, comercio al por menor, servicio postventa, etcétera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario