jueves, 13 de agosto de 2015








Actores cualitativos de la estructura empresarial: Hacia una tipología macroeconómica de las empresas en el análisis regional.

En todo proceso de crecimiento económico se produce un mecanismo que la teoría tradicional entiende que es automático: ahorro-inversión productiva-crecimiento económico.
Sin embargo, este mecanismo, dividido en dos fases, que transforma los recursos financieros en crecimiento económico no es automático ni uniforme para todo tiempo y lugar. Y ello por dos razones fundamentales: No siempre, en cualquier economía, existen agentes empresariales que sepan, puedan o quieran convertir el ahorro financiero en inversión productiva. No todas las acciones de inversión productiva contribuyen en igual proporción al proceso de crecimiento
Económico.
En base a estas dos razones, se pueden distinguir en la empresarialidad (entrepreneurship) dos componentes fundamentales: a) el empresario (función empresarial) y b) la empresa (tejido empresarial). Cada uno de estos componentes se proyecta respectivamente sobre cada una de las dos fases del mecanismo ahorro-inversión productiva-crecimiento. Es decir, de una parte, el empresario es el agente económico que convierte el ahorro en inversión productiva y, de otra, la acción del conjunto de las empresas que funcionan en la economía es lo que incide en la elaboración de bienes y servicios en forma de crecimiento económico.

Una primera variable que explica la fortaleza o debilidad de la estructura productiva regional es el número de empresas existente en la economía. En principio, cuanto  mayor sea el número de empresas respecto a la población total, mayor probabilidad existe que la producción de bienes y servicios (PIB regional) alcance niveles más altos y, simultáneamente, que también sea mayor el nivel de empleo, de inversiones, de exportaciones, etcétera. La densidad empresarial constituye la variable básica, necesaria aunque no suficiente, para la formación de un tejido empresarial competitivo en cualquier economía, no sólo a nivel regional sino también en el marco nacional.


En los procesos de producción de bienes y servicios intervienen gran cantidad de sectores y subsectores de actividad que contribuyen de modo muy distinto al crecimiento y desarrollo de la economía regional. Desde esta perspectiva, cabe hacer algunas consideraciones que, no por conocidas, dejan de tener menos importancia. En primer lugar, las actividades industriales son las que suelen requerir mayor nivel tecnológico, mayor grado de especialización, mayor volumen de inversión en capital fijo y mayor necesidad de bienes de equipo. En la mayoría de los casos, las actividades de servicio tradicionales suelen «acompañar» al proceso central de elaboración en forma de transporte, mantenimiento de maquinaria, prestación de información, limpieza e higiene de los centros de trabajo, restauración y atención personal, etcétera. Por otra parte, y también en muchos casos, las actividades de servicio se suelen situar en la fase final de la cadena productiva, es decir, cercana al consumo. Ahí se suelen situar las actividades de distribución, publicidad, comercio al por mayor, comercio al por menor, servicio postventa, etcétera.

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